Desde Monesterio descenderemos progresivamente hasta alcanzar el arroyo Bodión, el punto más bajo de esta etapa. Luego, recorreremos múltiples pistas agrarias y campos de cultivo hasta llegar a Fuente de Cantos, localidad natal del pintor Francisco de Zurbarán y punto final de la etapa. Aunque esta es una etapa corta, algo monótona y con desniveles muy moderados, se puede alargar fácilmente 6,2 km hasta Calzadilla de los Barros, que cuenta con un albergue de peregrinos. Sin embargo, Fuente de Cantos resulta ser una localidad mucho más interesante. Durante el recorrido, caminaremos por llanuras descampadas, entre campos de cultivo y tierras baldías, con una alta exposición al sol y sin servicios de restauración intermedios.
Salimos de Monesterio por la carretera nacional y hoy saldremos de ella por la misma vía, abandonándola a pocos metros, justo después de pasar el campo de fútbol. Nos adentraremos entre olivos, buscando el arroyo de la Dehesa, a unos tres kilómetros aproximadamente. Tras cruzarlo, continuaremos por caminos similares a los anteriores hasta toparnos con la carretera que va a Montemolín. La cruzamos con precaución y seguimos de frente, llaneando entre extensas dehesas durante varios kilómetros.
En nuestro recorrido, pasaremos por el lugar de El Cerrillo, desde donde se puede vislumbrar el final de la etapa, aunque aún nos faltarán más de diez kilómetros. Tras un ligero descenso, alcanzaremos el arroyo Bodión, desde el cual subiremos rumbo a Dehesa del Campo y Villa Camino de Santiago. Aún nos quedarán cuatro kilómetros hasta Fuente de Cantos, aproximándonos nuevamente a la carretera nacional.
Fuente de Cantos, la localidad natal del pintor Francisco de Zurbarán, destacado en el Siglo de Oro español por su pintura religiosa, ofrece la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Granada, del siglo XVI, y los yacimientos arqueológicos prerrománicos y románicos de «Los Castillejos». El albergue de peregrinos se ubica sobre el antiguo convento de San Francisco.
Nuestro camino se desarrolla por la avenida de Extremadura (N-630), tomando un carril asfaltado a la izquierda después del campo de fútbol, que pronto se convierte en una pista de tierra. Avanzamos por caminos de tierra bordeados por pequeños muretes de piedra seca, cruzando el arroyo Bodión Chico (o Dehesa). Tras cruzar la carretera de Calera de León, seguimos recto, dejando atrás las dehesas y adentrándonos en terrenos de pastura y cultivos de cereales.
Cruzamos nuevamente el arroyo Bodión Chico y ascendemos por una pista. En el horizonte aparece Fuente de Cantos, continuando recto con la N-630 y la A-66 a la derecha, y entrando en la localidad al cruzar la carretera EX-202.
Se encuentran en sus alrededores significativos vestigios de la cultura megalítica, tales como dólmenes y restos de antiguos asentamientos. Posteriormente, el núcleo monesteriense debió formar parte de lo que hoy se denomina la Betunia Céltica, un amplio territorio al sur de Badajoz. Se enclava en las fragosidades de Sierra Morena que establecen la división entre Extremadura y Andalucía, dominando el Puerto de las Marismas, punto crítico de las comunicaciones entre el norte y el sur de la Península por el que se canaliza uno de los más importantes itinerarios históricos de la antigüedad: la Vía de la Plata, y en el que todavía el siglo pasado se cobraba derecho de portazgo. Con antecedente en el enclave romano de Curiga constituye, pues, la puerta de entrada en Extremadura por el sur desde las épocas más remotas. El origen de la población actual se encuentra en una fundación templaria, o más probablemente en la establecida en el siglo XIII por el Maestre santiaguista Pelay Pérez Correa en sus campañas para la ocupación del territorio a los árabes, en las que se encuadra el episodio de Tentudía. Tras ello el lugar quedó incluido en la Orden de Santiago con rango de Encomienda, hasta que el siglo XVI fue enajenada por Felipe II como Villa de Señorío. Su ventajosa situación a mitad de camino entre Sevilla, Badajoz y Mérida, impulsó de manera extraordinaria el ejercicio de la arriería por parte de sus habitantes, siendo esta actividad sobresaliente en la economía local, además de la agricultura y la ganadería.
Camino ya de Sevilla, en el eje de la Vía de la Plata, en la que constituye hito destacado, Fuente de Cantos se sitúa en el borde sudoriental del área de Zafra. El núcleo se asienta sobre una orografía ondulada con la que se inician las estribaciones de Sierra Morena. El paisaje se presenta cubierto de viñedos y olivares alternando con dehesa, trigales y terrenos yermos. En lo jurisdiccional la localidad perteneció a la Encomienda santiaguista de Montemolín, para convertirse después en Villa de realengo. En el siglo XIX adquirió el rango de Cabeza de Partido Judicial Foto: Plaza central Plaza central Foto: Vista Además de por su estratégica situación, su conjunto histórico tradicional, la abundante variedad y riqueza de sus fundaciones religiosas, y otros aspectos, Fuente de Cantos alcanza sobre todo su renombre universal por ser la cuna de Francisco de Zurbarán. El inmortal pintor, contemporáneo y émulo de Velázquez, nació en esta localidad, en cuya parroquia fue bautizado el 7 de Noviembre de 1598. Fueron sus padres Luis de Zurbarán, comerciante al que se supone de origen vasco, e Isabel Márquez. En 1613 marchó a Sevilla a completar su formación artística, regresando a Extremadura en 1617 para afincarse en Llerena. Debe señalarse que ni una de las más de 600 obras suyas catalogadas se conserva, sin embargo, en su pueblo natal.
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