Herguijuela de la Sierra se asienta en la ladera sur de la Sierra de Francia, entre dos sierras que marcan el camino hacia las tierras extremeñas de Las Hurdes. Sus pronunciados desniveles determinan diferentes rasgos climáticos y una gran variedad de flora y fauna.
El resultado es una naturaleza fascinante de tupida vegetación junto a extensos canchales y enormes pedrizas de cuarcita. Conforme se desciende por la ladera de las Sierras encontramos masas forestales de robles y pinares, castaños y encinas, alisos, tejos y acebos, matorrales y enclaves de cultivo. Los principales recursos proceden del cultivo del olivo, del cerezo y de la vid, además de otros frutales.
El municipio está integrado por dos núcleos de población, Herguijuela de la Sierra y Rebollosa separados por 6 km.
Se sabe que estuvo habitada desde la prehistoria por sus pinturas neolíticas. Así como por los romanos que explotaron las minas de la Sierra del Castillo.
Es sus zonas más agrestes vive la cabra montesa, junto a varias aves rapaces como el águila real, el buitre negro y leonado, el alimoche, el halcón peregrino, el búho real,… y la reina de estos valles: la cigüeña negra.
Herguijuela forma parte del Parque Natural de las Batuecas–Sierra de Francia, de la Red Natura 2000 por ser Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección para la Aves (ZEPA). Así como de la Reserva de la Biosfera declarada por la UNESCO en el año 2006 de las Sierras de Béjar y Francia.
Dentro de su patrimonio histórico y artístico destacan huellas de animales de la Era Primaria, cuando ya existen animales marinos, que aún no han salido a la tierra. La propia huella del oleaje está presente en la superficie de las rocas.
En las fachadas de algunas casas podemos observar piedras con huellas de esa época. Herguijuela es uno de los municipios de la Sierra que más pinturas rupestres conserva. En el recorrido por sus calles estrechas y sinuosas, siempre empinadas, nos encontramos con viviendas de estilo serrano, con sus balconadas y sus fachadas de entramado de madera y piedra.
Con rincones que protegen el pasado como el que conserva el yunque de herrero; o el caño de agua que fuera en otro tiempo lugar de encuentro y fuente que saciaba la sed de personas y animales.
En su patrimonio artístico destacamos la Iglesia Parroquial dedicada a la Virgen de la Asunción. Es un templo románico del siglo XV, con una esbelta torre y un campanario cuyas gárgolas desafían la gravedad. En su portada presenta un escudo con conchas de peregrino que recuerda que, en la Edad Media, perteneció al Obispado de Santiago de Compostela. En su interior, además de las imágenes del Cristo Crucificado y de San Antón, lucen un hermoso retablo y otro Cristo de buena talla.
Su riqueza histórica y cultural se enriquece con las fiestas siempre relacionadas con las creencias y ritos cristianos.
Destacan las fiestas tradicionales de Las Candelas o San Blas.
Y las fiestas patronales dedicadas a la Virgen del Carmen, con bailes tradicionales, ofertorio a la Virgen, la Semana Santa y el Corpus Cristi de gran devoción en la Sierra.