CAMINO MOZARABE - Etapa 3

GASOLINERA PUERTO DE BÉJAR - FUENTEROBLE DE SALVATIERRA

21/04/2013

Descripción de la Etapa

Iniciamos nuestra 3ª Etapa en la Gasolinera de Puerto de Béjar, dejamos la N-630 por la izquierda y pasamos bajo el puente de la autovía, donde las obras han descubierto otro tramo de calzada que algunos han catalogado como no romana. Más adelante hay un área recreativa y la reproducción del miliario CXXXII. Supuestamente fue en este lugar, a 132 millas de Mérida, donde estaba asentada la mansio Caecilio Vico, aunque también hay disparidad de opiniones y algunos autores la sitúan en Baños de Montemayor. Bajamos por el robledal hasta el puente de la Malena (posible nombre Magdalena), que cruzamos para salvar el cauce del río Cuerpo de Hombre. A unos metros se alza un miliario y de seguido veremos un corral a mano derecha. Merece la pena pasar la valla de madera y entrar, porque guarda uno de los miliarios mejor conservados de toda la Vía. Se trata del número CXXXIIII, donde realizamos varias instantáneas para rememorar nuestro paso y el día de paso. Tras la visita disfrutamos de un tramo de tres kilómetros junto al río, hasta llegar a la carretera y enlazar de nuevo con la antigua calzada, por la que subimos a Calzada de Béjar, las paradas se multiplican sensiblemente, —unas veces por fotografías y otras por ensalzar al dios Dionisio (Baco, para los amigos), dios griego de la vendimia y del vino—, puede que sea una de las etapas más fotografiada —sin ser conscientes— de las realizadas.

Ya en las cercanías, avistamos la ermita del Humilladero y el albergue de peregrinos de Alba y Soraya nos dan la bienvenida a esta pequeña población, de acertado nombre y que atravesamos hasta llegar a la plaza, donde está la iglesia de la Asunción y donde podemos admirar una muestra de la más típica arquitectura serrana, aquí decidimos reponer fuerzas y curar las ampollas —de José María Estar Pañero— una vez realizadas ambas tareas, tenemos que sellar y como no —buscamos un paisano— podía ser de otra manera, la suerte nos sonríe, preguntamos al primer paisano que vemos y que acarreaba leña para su chimenea, con la gran suerte de que era el sacristán y encargado del sello parroquial para poner a los peregrinos, vamos que caímos de pie, este nos sella, y nos pregunta —¿cuál es vuestro destino?— nosotros corteses le respondemos que —Fuenterroble de Salvatierra— y nos pide que trasmitamos recuerdos —a Blas Rodríguez— al sacerdote de la localidad.

Dejamos la localidad para llanear durante seis kilómetros por el valle del Sangusín. A la izquierda, a lo lejos, las Batuecas y la Sierra de Francia. A la derecha, las sierras de Béjar y Candelario. El recorrido está jalonado por varios miliarios. Entre ellos el número CXLII, que se encuentra de nuevo a la orilla del río Sangusín, el cual sorteamos con alguna dificultad —por la avenida de agua— tras su periplo como adorno en el Ministerio de Obras Públicas. Salimos al asfalto, sobre el que pisamos unos cientos de metros para coger un camino que nos llevará hasta Valverde de Valdelacasa, en cuyo término se debió situar la mansio ad Lippos.

Aquí nos reciben unos cruceros y la iglesia de Santiago. No tardamos en cruzar Valverde de Valdelacasa, pero ávidos, reponemos fuerzas en el bar del albergue de peregrinos que hay a la salida de la localidad, aquí encontramos algún que otro peregrino internacional —paisano de la Merkel, alemán—, el cual, como no, se sorprende de nuestro deambular y sobre todo de nuestro voraz apetito sólido y líquido, —y sin hacer ningún esfuerzo— pues sabemos que al concluir la etapa nos esperan unos cochinillos al horno.

Repuestas las fuerzas tomamos la carretera que nos conduce, en subida, hasta la siguiente población, Valdelacasa. Aquí alcanzamos los 950 metros de altitud y abandonamos el pueblo para salir más adelante de la pista asfaltada por la izquierda. Rodeados de robles, vamos finiquitando los últimos seis kilómetros de la jornada. Aún habrá tiempo para más sorpresas, como la que nos depara el miliario CXLVIII, repuesto en el bautizado como Bosque del Peregrino. Aún retornamos una vez más a la carretera, para llegar por ella a Fuenterroble de Salvatierra.

Concluimos la 3ª Etapa en Fuenterroble de Salvatierra, degustamos unas cervezas —aquí se nos suman algún que otro invitado más como Jesús de Castro, Inmaculada Blanco y Arturo (el mejicano)— para recuperar líquidos, con el grato recuerdo de una comida compartida en el Mesón el Pesebre, donde Joaquín nos deleitó con asado de cochinillo, que regamos en el interior con un buen caldo —como no— de la ribera del Duero… Algunos no contentos y saciados de la comida, encargaron, no, mejor dicho, agotaron las existencias del pan —tradicional pan de hogaza castellano— que quedaban. Ya en Plasencia, seguimos hidratándonos y planteando la siguiente salida que no tardara mucho.

Que Ver, que hacer...

  • La Calzada de Béjar

    A casi 800 metros de altitud y dividido por la calzada romana, Calzada de Béjar está en un posición privilegiada. Entre la sierra de Béjar y el valle del río Sangusín, por el que continúa la Vía de la Plata hacia Valverde de Valdelacasa. Su censo ronda la centena de habitantes, pero poco importa. Tiene excelentes muestras de arquitectura popular.

  • Valverde de Valdelacasa

    En su término municipal, medio kilómetro antes de entrar en la población, estaba situada la mansio Ad Lippos, la séptima desde Mérida.

  • Fuenteroble de Salvatierra

    En el libro Por Salamanca también pasa el Camino de Santiago (Primera edición de 1965 y ahora reeditado), su autor Salvador Llopis, hace la siguiente referencia del Camino a su paso por Fuenterroble: "Antes de llegar a Fuenterroble se abre un paisaje de trigales. Se ha dejado atrás la Castilla política y se entra en la Castilla geográfica cantada por Gabriel y Galán. Fuenterroble, nombre de eufonía recia, mantiene el carácter jacobeo. Por el sitio llamado los Barros Coloraos, descendía la calzada romana, hoy convertida en un camino muerto surcado de carrillones. En un paraje amplio a la vera de la Sierra de Tonda, no lejos de la Calzada, todavía existe la Fuente de Santiago, según tradición "servía para saciar su sed los caminantes". Hoy Fuenterroble mantiene, más si cabe, ese carácter Jacobeo. Gracias en gran parte al párroco Blas Rodríguez que promueve toda clase de actividades desde la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Vía de la Plata de Fuenterroble. A finales de octubre de 2010 se inauguró en esta localidad un Centro de Interpretación de la Vía de la Plata.

Galería Fotográfica

Pasos que unen, cumbres que inspiran.