Etapa 04: Santibáñez de Valdeiglesias - Villafranca del Bierzo

26/05/2025

datos técnicos
Distancia: 93,51 km
Desnivel positivo: 1.144 m
Dificultad técnica: Moderado
Desnivel negativo: 1.456 m
Altitud máxima: 1.507 m
TrailRank: 33
Altitud mínima: 479 m
Tipo de ruta: Solo ida
Descripción de la Étapa

Entre viñedos y fortalezas

Salimos de la tranquilidad rural de Santibáñez de Valdeiglesias con energías renovadas, adentrándonos en una jornada llena de paisajes cambiantes y caminos que desafían el cuerpo y el espíritu. Entre subidas y bajadas, bosques y aldeas, avanzamos hacia Villafranca del Bierzo, punto clave del Camino donde historia y descanso se encuentran.

La etapa comenzó con la emoción de saber que nos acercábamos a uno de los lugares más simbólicos del Camino. Desde Astorga, el terreno se tornó más desafiante, pero también más épico.

El ascenso hacia la Cruz de Ferro fue un ejercicio de constancia y contemplación. Pedalada a pedalada, el paisaje se volvió más austero, más elevado, más espiritual.

Descendimos de la montaña al fértil valle del Bierzo, en una de las jornadas más hermosas del Camino. Los verdes intensos, los viñedos bien cuidados y la luz amable del sol nos acompañaron durante toda la ruta.

Ponferrada nos sorprendió con su imponente castillo templario, que parecía salido de una novela. A medida que nos acercábamos a Villafranca del Bierzo, el entorno se volvió aún más encantador, con castaños, ríos y pequeñas aldeas acogedoras.

Recorrido

Santibáñez de Valdeiglesias (Albergues. Bar-Cafetería)

Salimos de Santibáñez por una pista ancha, bastante pedregosa también, junto a unas naves ganaderas. Por ella, entre pequeñas parcelas de vid que salpican el resto de cultivos, ganamos treinta metros de altura hasta llegar a una cruz labrada escoltada por una serie de figuras, entre ellas un espantapájaros.

Bajamos durante unos setecientos metros, dejando a la izquierda un pequeño barranco creado por la erosión, y luego ascendemos por una zona más refugiada entre quejigos y chaparros. Después vienen varios toboganes por la incómoda pista pedregosa: a una rápida bajada le sucede una corta subida y otra bajada, algo más larga, es respondida por una subida de las mismas características que termina por dejarnos las piernas doloridas. Llegamos así a un altiplano y dejamos a mano derecha una nave. Es la Casa de los Dioses, regentada por Kevin Leal situada en el lugar conocido como Majada de Ventura.

Pronto cruzamos una carretera y una larga recta nos lleva hasta el crucero de Santo Toribio, donde unas mesas invitan a un tentempié en este excelente mirador sobre San Justo de la Vega, la ciudad de Astorga y el monte Teleno, que con sus 2.188 metros es la cumbre más alta de los montes de León. En este mismo lugar, en el siglo V, el obispo de Astorga, tras ser expulsado de su sede, profirió: “De Astorga, ni el polvo”. Descendemos del crucero para entrar a San Justo de la Vega.

San Justo de la Vega (Albergue. Bares. Tienda. Farmacia)

A las afueras salvamos el río Tuerto por una pasarela metálica paralela al puente de piedra. Unos metros más adelante dejamos el paseo y tomamos una pista que avanza junto a una nave. La pista desemboca en el río Jerga, que lo sorteamos por un pequeño puente. Giramos a la izquierda y nos acercamos hasta la pasarela metálica que salva las vías de la línea Palencia – La Coruña.

El puente es un mareante laberinto de rectas y alturas. Pasamos la desmantelada vía Plasencia – Astorga y tras la rotonda decorada con el nombre romano de Astorga: Astúrica Augusta, subimos hasta la calle Perpetua Socorro, donde giramos a la izquierda. A continuación, una dura cuesta nos acerca al albergue de los Amigos del Camino y al conjunto formado por la capilla de la Vera Cruz y la iglesia de los Padres Redentoristas. Desde este punto sólo restan trescientos metros para llegar al Ayuntamiento.

Astorga (todos los servicios)

Astorga: piedra, historia y una pausa para mirar

En Astorga el Camino nos obligó —gustosamente— a detenernos. Frente a la imponente Catedral, alzamos la vista y el alma; junto al majestuoso Palacio Episcopal de Gaudí, nos dejamos atrapar por las formas imposibles; y en la Plaza Mayor, corazón vibrante de la ciudad, hicimos una parada fotográfica que se volvió también pausa del alma.

Las bicis reposaron unos minutos mientras capturábamos imágenes y memorias. Astorga nos regaló arte, historia y un breve instante de asombro antes de seguir pedaleando hacia el horizonte compostelano.

Debido a la gran cantidad de confiterías que hay en Astorga, que nos engatusan con sus anuncios de mantecadas y hojaldrados, es muy difícil o, más bien imposible, abandonar la antigua ciudad romana sin haber probado un solo dulce. Ya desayunados, dando la espalda a la fachada del Ayuntamiento de Astorga, atravesamos la plaza Mayor para colarnos por la calle Pío Gullón, situada a la izquierda de la plaza. Tras cruzar García Prieto continuamos de frente por la calle de Postas y la calle Santiago. Dejando a un lado el Palacio Episcopal pasamos junto a la catedral y tomamos la calle Portería. Tras Portería doblamos a la derecha y avanzamos rectos cerca de 400 metros por la calle San Pedro. Cruzamos la calle por un paso peatonal y tiramos en dirección a Castrillo de Polvazares y Santa Colomba de Somoza por la calle de los Mártires. Por un paseo paralelo a la LE-142 bajamos suavemente hasta la altura de Valdeviejas, donde se encuentra la ermita del Ecce Homo, construcción del siglo XVIII que fue restaurada completamente en 2007. El ermitaño madruga, sella y además facilita credenciales. A unos 150 metros a la derecha de la ermita, en la carretera que conduce a Valdeviejas, hay un albergue de peregrinos inaugurado en 2010.

Desvío a Valdeviejas (Albergue. Bar)

Dejamos atrás la ermita y salvamos la autovía A-6 (autovía del Noroeste que enlaza Madrid con la coruñesa Arteixo) por un paso elevado. Un andadero al pie de la LE-142 nos espera para conducirnos hasta Murias de Rechivaldo, población maragata a la que entramos tras salvar el cauce del río Jerga. La parroquial de San Esteban, del XVIII, queda a mano derecha y atravesamos Murias por una calle lateral, donde está el mesón y el albergue privado.

Murias de Rechivaldo (Albergues. Bares)

Abandonamos Murias de Rechivaldo por medio de una pista de grava escoltada de matorral y escobas. Una larga recta de más de dos kilómetros nos lleva a cruzar la LE-142, carretera que dejamos por un andadero pegado a la LE-CV-192. Cerca de media hora después arribamos, ascendiendo de forma muy tendida, al centro de Santa Catalina de Somoza. También antiguo pueblo de arrieros maragatos, de recias casas con portalones de doble hoja siempre pintados de algún color primario. Varios albergues dotados de bar también permiten un pequeño descanso tras dos horas de caminata.

Santa Catalina de Somoza (Albergues. Bares)

Atravesamos la población por la calle Real y a la salida recuperamos el andadero de la LE-CV-192 que, de nuevo en un ascenso casi imperceptible, nos acerca hasta la población de El Ganso. Entre medias, una cruz de madera colocada en verano de 2012 sustituyó a la cruz antigua, bastante deteriorada. En El Ganso, tras un par de bares giramos a la izquierda para pasar junto a una fuente y la iglesia de Santiago.

El Ganso (Albergue. Bares. Tienda)

Tras El Ganso nos aguarda el mismo guión: la monotonía del andadero, que en algunos tramos que están por llegar se estrecha y obliga a caminar sobre el asfalto, aunque también se ensancha junto a un pinar. Entre El Ganso y Rabanal del Camino, en el puente de Pañote sobre el arroyo de las Reguerinas y junto a las minas romanas de la Fucarona, se encuentra la carpa de la Asociación Gaudisse. Son una asociación sin ánimo de lucro que lucha contra el cáncer infantil y recaudan fondos con los donativos que dejan los peregrinos al hacerse una foto con un águila de la familia Acceppiter. Ponen el sello de la Asociación y aportan información sobre la propia etapa. Enfrente también han habilitado en un área de sombra dos grandes bancos donde descansar. Dejaremos a mano derecha el cruce a Rabanal Viejo y Maluenga y, tras el río de Rabanal Viejo, abandonamos la carretera para tomar una senda que sube entre un rebollar. Avanzamos pegados a una valla rematada de cruces hechas con palos, donde algunos peregrinos se detienen a colocar la suya. A mano izquierda se encontraba el monumental roble del peregrino, conocido por el sobrenombre de carballo de Fonso Pedredo. Un mito de la ruta jacobea que fue derribado por el viento en noviembre de 2013.

También a mano izquierda dejamos la ermita del Cristo de la Vera Cruz, propiedad de la Junta Vecinal. Dejamos la compañía de la LE-CV-192, que se funde aquí con la LE-142, para entrar en Rabanal del Camino. La novena etapa del Codex Calixtinus partía de León y finalizaba en Rabanal del Camino. Desde Astorga median tan sólo 20,3 kilómetros y algunos peregrinos alargan la jornada cinco kilómetros y medio más hasta Foncebadón (Asegurarse antes, sobre todo en invierno, de que los albergues de Foncebadón estén abiertos). Tanto los que hagan noche (hasta cuatro albergues donde elegir) como los que prosigan encontrarán en Rabanal varias posadas que ofrecen comida tradicional y buenos pucheros (Km 20,3).

Rabanal del Camino (Albergues. Bares. Tienda)

Superamos la calle principal de Rabanal del Camino para llegar junto a un lavadero, donde tomamos una pista entre los piornos —los ciclistas tienen la opción de seguir por la carretera LE-142—. Hay algunos tramos donde hay que empujar la bici. Un kilómetro más adelante cruzamos la carretera y seguimos por el camino de la izquierda. Llegamos junto a una fuente abrevadero.

Subimos un breve tramo hasta la carretera LE-142, buena atalaya para otear la silueta de Astorga y las tierras de la maragatería. Un camino que progresa por encima de la carretera nos deja 3,5 kilómetros más adelante en el centro de Foncebadón, pueblo arruinado y asentado sobre el monte Irago. Resucitado gracias al Camino, cuenta con una taberna, un restaurante, el bar-tienda-ultramarinos El Trasgu que tiene un par de habitaciones y varios albergues.

Foncebadón (Albergues. Pensión. Bares. Tienda)

Despedimos Foncebadón calle arriba, entre muros caídos y la iglesia, cuya espadaña recibe siempre las primeras luces del día. A la salida tomamos el camino de la izquierda, que en suave pendiente nos acerca hasta la carretera LE-142, nuestra guía en la etapa de hoy. Por una senda paralela a la carretera, que avanza junto a algún bosquete de repoblación, llegamos hasta la Cruz de Ferro. Situada a unos exactos 1.500 metros de altitud (el techo del Camino Francés en España), no es más que una pequeña cruz de hierro aupada por un desproporcionado mástil de madera. De espaldas a la cruz es tradición arrojar una piedra al montón ya levantado. Un gesto calcado al que hacían los segadores gallegos cuando se desplazaban a Castilla para trabajar en los campos de cereal y también los arrieros y los pastores trashumantes.

Junto a la cruz se erigió en 1982 una capilla consagrada a Santiago Apóstol. Desde este punto retomamos la marcha por la senda paralela a la LE-142. Serbales de Cazadores (Sorbus aucuparia), árbol caducifolio distinguible fácilmente por sus gruesos racimos de bayas rojas, arropan nuestros pasos. Dos kilómetros y trescientos metros después de la Cruz de Ferro nos plantamos en el refugio de Manjarín, el albergue más peculiar del Camino gestionado por Tomás Martínez, el hospitalero templario. El tañido de una campana y las señales de humo nos guían hacia su interior. El ambiente de puertas adentro es mejor descubrirlo por uno mismo.

Manjarín (Albergue. En temporada Bar móvil entre Manjarín y El Acebo)

Algo más de 7 kilómetros separan el refugio de Manjarín de El Acebo. Salvo alguna curva que se ataja, el itinerario discurre siempre paralelo a la carretera. Durante los primeros 3,5 kilómetros se llanea e incluso se sube levemente, dejando a un lado la Base militar de Transmisiones, situada bajo Peña Llabaya y abandonada en 1990. Un kilómetro más adelante de la Base comienza realmente el descenso con vistas a Ponferrada (desde la distancia se distingue en ella una mancha negra que corresponde a la torre de la Rosaleda de más de 100 metros). ¡En este tramo hay se encuentra el bar móvil La Parada, que suele abrir de abril a finales de octubre! La senda es pedregosa y en fuerte pendiente (se recomienda a los ciclistas que desciendan por la carretera). Tras esos siete kilómetros, el Camino se presenta en El Acebo, la primera localidad de El Bierzo.

El Acebo (Albergues. Hotel. Bar. Tienda)

Documenta Juan Uría que los vecinos de esta localidad estuvieron libres de impuestos a cambio de colocar ochocientas estacas para indicar el camino a los viajeros. En este núcleo berciano rodeado de piornos y pastos, un hotel, una tienda donde comprar bocadillos y un mesón permiten un paréntesis en la etapa que ya hemos completado en más de un 60%. Saliendo de El Acebo nos topamos con una gráfica escultura realizada por Eulogio Pisabarros en memoria de Heinrich Krausse, peregrino alemán que falleció realizando el Camino. Descanse en paz.

Anteriormente se seguía por carretera durante casi dos kilómetros hasta Riego de Ambrós. ¡Se sigue continuando por asfalto pero se ha habilitado una senda que se toma 1,3 km después del cruce a Compludo y que evita un tramo de carretera. Finalmente, como en el pasado, se retoma la senda paralela para llegar a la población. Atravesamos Riego de Ambrós de punta a punta (esta población del municipio de Molinaseca tiene unos 600 metros de largo), pasando junto a la plaza San Sebastián, donde se encuentra el albergue de peregrinos y la fuente.

Riego de Ambrós (Albergue. Bar. Tienda)

Tejados de pizarra y balconadas de madera dan paso a una senda, que desciende bajo la sombra de los castaños y el frescor del arroyo de Prado. Ya en campo abierto llegamos de nuevo junto a la carretera, que volvemos a dejar para iniciar un descenso tortuoso que dejará su impronta en nuestros músculos. A la vera de algunos chopos, alimentados por el arroyo de la Pretadura, desembocamos en la LE-142.

Al pie de la carretera está el Santuario de la Virgen de las Angustias, de finales del XVII y que cede el paso al puente medieval sobre el río Meruelo, por el que entramos en Molinaseca. Esta localidad, capital del municipio que también engloba a El Acebo y Riego de Ambrós, cuenta con una buena red de bares y restaurantes, farmacia, panadería, etc.

Molinaseca (Albergues. Hostales. Bares. Tiendas. Farmacia. Cajero)

Cruzamos la localidad por la calle Real que desemboca en la avenida de Fraga Iribarne, junto a la LE-142. Pasamos los albergues y dejamos la compañía de la carretera tras una pista de tenis. Giramos a la derecha y tomamos un camino que progresa cerca del río Meruelo. Ojo, porque al llegar a la carretera no hay que seguir por el paseo paralelo a ésta que pasa junto a la urbanización Patricia. Un mojón algo escondido bajo el arcén izquierdo de la carretera nos señala la dirección correcta. Una pista con algún tobogán, molesto a estas alturas de etapa, conduce hasta Campo.

Campo (Bar)

Poblado ya en la Edad Media, Campo cuenta con una fuente romana, la ermita del Santo Cristo, la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Encina y las casas solariegas de los Lunas. Dejamos Campo junto a la vega del río Boeza, que fluye a la derecha. Varias barriadas nos escoltan hasta cruzar el río y cuatrocientos metros después salvamos las vías para finiquitar en breve la vigésimo segunda etapa. Ponferrada nos recibe.

Ponferrada (Todos los Servicios)

Ponferrada: café, reencuentro y castillo al fondo

En Ponferrada, hicimos una parada breve pero necesaria. Las calles ya olían a montaña y a último tramo, y frente al imponente castillo templario, encontramos una terraza donde el café supo a tregua.

Allí nos esperaba Gerardo, como siempre puntual, sereno, con su furgoneta bien aparcada y todo bajo control. Reímos, comentamos la jornada y apuramos el café con la sensación de estar ya en tierra de promesas.

El Camino seguía, pero con Ponferrada en la retina y Gerardo en la retaguardia, sabíamos que todo marchaba como debía.

Continuamos por las calles Pregoneros y El Temple, que desemboca en la avenida del Castillo. La iglesia de San Andrés da paso al castillo de los Templarios, que lo bordeamos por la calle Gil y Carrasco. En un punto, los peregrinos en bici continúan por la izquierda y los caminantes por la derecha hasta la inmediata plaza de la Virgen de la Encina. Ya en la plaza torcemos a la izquierda y bajamos por las escaleras de la calle el Rañadero. Llegamos a la avenida de la Puebla, donde cruzamos el río Sil.

Posteriormente giramos a la derecha por la calle río Urdiales y tras ella volvemos a girar de nuevo a la derecha por la inagotable avenida de las Huertas del Sacramento, donde se encuentra la Fuente de las Pimenteras. Más adelante, al llegar a la glorieta donde se alza el monumento a los Donantes de Sangre, se dobla a la derecha por la avenida de la Libertad. En el número 46 se encuentra el Museo Nacional de la Energía, un espacio de divulgación científica (más información en qué ver y qué hacer de la etapa anterior).

La salida de Ponferrada es un largo rodeo ya que en lugar de avanzar hacia el oeste lo hacemos hacia el norte, donde se encuentra Compostilla. Nos da la bienvenida el local de la Cruz Roja y posteriormente un pasadizo por el que llegamos a la plaza del Ayuntamiento.

Compostilla

Junto a la capilla neorrománica seguimos de frente por la IV Avenida, después viramos a la izquierda y de inmediato a la derecha por la Tercera Transversal, donde pasamos unas pistas de tenis y el campo de fútbol. Abandonamos definitivamente Compostilla por una pista asfaltada y salvamos la N-VI por un túnel. Cultivos de vid jalonan la iglesia de San Esteban y las primeras casas de Columbrianos. La comarca de El Bierzo reúne unas excelentes condiciones para el cultivo de la uva, ya que se haya enclavada en una llanura rodeada de montañas que impiden el paso del clima atlántico. Los tintos se elaboran con la variedad Mencía. Pasada la iglesia de San Esteban descendemos suavemente para cruzar la CL-631 y entrar así en el núcleo poblacional.

Columbrianos (Bar. Tiendas. Farmacia)

Junto a la capilla de San Blas y San Roque dejamos Columbrianos por la pista asfaltada que brota a mano izquierda. El Camino continúa entre unifamiliares y pequeñas parcelas donde se afanan los vecinos. A la entrada de Fuentes Nuevas, un crucero con las figuras de Santiago Peregrino y Cristo Crucificado da la bienvenida a los caminantes.

Fuentes Nuevas (Todos los Servicios salvo albergue)

Entramos por la calle Valiña, donde está situada la ermita del Divino Cristo y a su vera un bar muy frecuentado por los peregrinos. Dejamos Fuentes Nuevas y, de nuevo, por pista asfaltada progresamos hasta la localidad de Camponaraya. Atravesar Camponaraya (cerca de 1,5 kilómetros de longitud) nos cuesta unos minutos, cruzando de por medio el río Reguera del Naraya.

Camponaraya (Todos los Servicios)

Ponemos fin a esta población de servicios de 4.200 habitantes junto a una cooperativa de vino y un área de descanso. Por una pista de gravilla alcanzamos la autovía A-6, que sorteamos por un paso elevado. El tramo que comienza es el más relajante de la jornada. La hoya del Bierzo luce su mejor paisaje, siempre salpicado de viñedos y chopos. Dos kilómetros y cuatrocientos metros más adelante se cruza con cuidado una carretera y se avanza por el arcén de otra hasta el solar del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bierzo. El Camino desciende y entra en Cacabelos por la calle Cimadevilla. Pasada la iglesia de Santa María —conserva el ábside románico— progresamos hasta el río Cúa, afluente del Sil.

Cacabelos (Todos los Servicios)

Cacabelos: comida con sabor a casa y Gerardo de anfitrión

En Cacabelos, hicimos una parada larga para comer, y lo que parecía solo un alto en el camino se convirtió en un verdadero banquete gracias a Gerardo, que una vez más lo tenía todo preparado.

Bajo la sombra de una parra y con las bicis descansando cerca, compartimos viandas, risas y descanso. El vino del Bierzo acompañó los platos sencillos pero sabrosos, y el ambiente era más de familia que de peregrinos.

Con Gerardo al frente de la mesa, todo fue fácil. Comimos bien, descansamos mejor y salimos de Cacabelos con el ánimo tan lleno como el estómago.

Tras cruzar el río Cúa nos encontramos con el Santuario de la Quinta Angustia, en cuyo perímetro se encuentra el albergue de peregrinos. Hasta Pieros hay que sudar un exigente repecho por el arcén de la carretera LE-713 o antigua N-VI (tiene ambas denominaciones).

Pieros (Albergue. Bar a la salida de la población, al pie de la carretera)

Continuamos a la vera de la carretera. Más adelante, en el cruce a San Clemente, hay una señal que nos anima a tomar la variante de la derecha que se acerca a Valtuille de Arriba. Discurre por caminos aunque no es la oficial y es algo más larga. El recorrido oficial continúa por el arcén de la carretera, que después de un tramo ondulado se abandona por la derecha atendiendo a un mojón jacobeo.

Por un camino de gravilla, apodado de La Virgen, pasamos junto al estudio de escultura A. Nogueira y afrontamos una fuerte subida que da paso a varios toboganes hasta las primeras casas de Villafranca del Bierzo. Ya en descenso pasamos el albergue municipal (a la derecha), luego la románica iglesia de Santiago, que exhibe ante nosotros la Puerta del Perdón, y de inmediato el refugio Ave Fénix. Llegamos junto al castillo y, a mano derecha, bajamos unas escaleras y proseguimos por las calle Salinas y Rinconada Salinas a la calle del Agua-Ribadeo.

Villafranca del Bierzo (Todos los Servicios)

Villafranca del Bierzo: cena, descanso y la calma antes del reto

La llegada a Villafranca del Bierzo marcó el final de una etapa exigente y el inicio del merecido reposo. Con las últimas luces del día sobre los tejados y las bicis ya aparcadas, nos regalamos una cena reconfortante, compartida entre anécdotas y silencios satisfechos.

La hospitalidad del lugar y la serenidad del entorno nos envolvieron como una manta después de la tormenta. Sabíamos que la jornada siguiente —Villafranca del Bierzo a Portomarín— sería una de las más duras del Camino, pero también una de las más esperadas.

Por eso, en Villafranca del Bierzo no solo descansamos el cuerpo: cargamos el alma para lo que estaba por venir.

Qué ver, qué hacer

Villares de Órbigo y Santibáñez de Valdeiglesias

En Villares de Órbigo está situado el Ayuntamiento, cuyo municipio engloba al propio Villares de Órbigo, a Moral de Órbigo, San Feliz de Órbigo, Santibáñez de Valdeiglesias y Valdeiglesias. Durante la Edad Media fueron un señorío propiedad de la familia Quiñones y arciprestazgo de Astorga. El municipio se asienta en la fértil ribera del Órbigo y está surcado por infinidad de acequias que bañan los cultivos de hortalizas, degustadas en todo León e incluso en provincias limítrofes.

  • La iglesia de Santiago de Villares de Órbigo guarda una talla de madera de la Virgen del Carmen y una valiosa cajonera en madera de castaño y roble. La parroquial de Santibáñez de Valdeiglesias es del XIX.

Astorga

Astorga, la Astúrica Augusta de los romanos, fue en su origen un campamento militar construido durante la campaña de las guerras cántabras en los años 29 a 19 a.C. Debido a la presencia de minas de oro en la misma provincia, llamada Conventus Asturum, la ciudad fue creciendo impulsada por la excelente ubicación que le permitía un gran control sobre la explotación de estos yacimientos.

  • Catedral de Santa María: Comenzó a construirse en el último tercio del siglo XV y no fue rematada hasta la segunda mitad del XVII. La fachada occidental es de estilo plateresco y las capillas y la puerta de la sacristía se atribuyen a Gil de Hontañón.
  • Palacio episcopal: Hoy alberga el Museo de los Caminos y el edificio, trabajada muestra que combina los estilos medieval y modernista, es obra de Antonio Gaudí.
  • Murallas: El recinto amurallado original fue construido en época romana, entre finales del siglo III y comienzos del siglo IV pero ha sido muy modificada, sobre todo en el siglo IX, en distintas épocas posteriores.

Murias de Rechivaldo

Es la típica población maragata. Fue un pueblo de arrieros, ocupación secular de los maragatos. Destaca la iglesia parroquial de San Esteban con su característica espadaña, del siglo XVIII. Lo más importante de ella, por su relación jacobea, es un relieve de la Virgen del Pilar cobijado en una hornacina sobre el dintel de la puerta. También hay una estatua de San Roque Peregrino. Hay varios locales donde sirven bocadillos y comidas. A dos kilómetros de Murias de Rechivaldo se encuentra Castrillo de los Polvazares, el núcleo más representativo de la maragatería. El pueblo está en excelente estado de conservación, sobre todo su calzada. Es típico y pantagruélico el cocido maragato.

Santa Catalina de Somoza

La hospitalidad es una constante en la historia de Santa Catalina de Somoza. Del antiguo hospital de la Virgen de las Candelas ya no quedan restos. En la iglesia parroquial de Santa María se conserva una reliquia de San Blas, patrono del pueblo, uno de los santos más presentes en el Camino por su vertiente asistencial y sanitaria. Como en muchos otros pueblos la calle Real es la sirga peregrinal. La localidad tiene varios albergues y bares.

El Ganso

En El Ganso, que resucita cada verano por el paso de los peregrinos, aún pueden verse casas teitadas cubiertas de pajas de centeno. Este tipo de cubierta que se remonta a la prehistoria ha perdurado durante siglos y se ha considerado como el indicio del substrato celta de toda esta extensa zona. La iglesia parroquial está dedicada a Santiago y en su interior se puede contemplar una bonita talla (siglo XVI) del Santo vestido de peregrino. En el atrio de la iglesia hay una capilla conocida como del Cristo de los peregrinos. Como recoge el tomo dos de las Peregrinaciones a Santiago de Compostela, en El Ganso hubo un hospital que fue donado a los canónigos de Astorga en 1142 y un monasterio que pertenecía al de Aguilar de Campoo.

Rabanal del Camino

Esta localidad de casonas macizas de piedra sirvió de avanzadilla a los Templarios de Ponferrada para proteger a los peregrinos hasta su llegada al Bierzo. Rabanal sirvió también de posada (casa de las Cuatro Esquinas) a Felipe II en su peregrinación a Santiago. Desde esta villa, según la leyenda, Carlomagno y su fiel caballero bretón Anseïs contemplaban Astorga y Sahagún. Durante la Edad Media existieron varios hospitales e iglesias. Los peregrinos paraban aquí a recobrar fuerzas y se agrupaban para sortear las cumbres del peligroso monte Irago, donde acechaban los animales salvajes y los bandidos. Antes de entrar en el pueblo se encuentra la ermita de la Vera Cruz, construida en sillarejo y techada por teja árabe en el siglo XVII o XVIII. Ya en la calle Real se puede contemplar la capilla de San José y el Hospital de San Gregorio. En la parte alta del pueblo se halla la iglesia parroquial de la Asunción, uno de los pocos ejemplos románicos que se pueden encontrar en esta zona. Rabanal del Camino, localidad perteneciente al municipio de Santa Colomba de Somoza, tiene cuatro albergues, una tienda y varias posadas donde se puede comer.

Foncebadón

Una cruz de madera da la bienvenida a Foncebadón, pueblo arruinado y asentado sobre el monte Irago. En el siglo X, Ramiro II de León convocó aquí un concilio y en el XI, un ermitaño del Bierzo llamado Gaucelmo construyó una alberguería. El navarro Pascual Madoz relata en su diccionario estadístico de mediados del XIX que Foncebadón tenía iglesia parroquial de Santa María Magdalena servida por un cura de ingreso y libre provisión. En este enclave de pastizales y casas derruidas, una taberna, un restaurante, varios albergues y el paso incesante de los peregrinos se encargan de mantener vivo el recuerdo de lo que fue un día Foncebadón.

Manjarín

Desde 1993, el hospitalero templario Tomás Martínez y los suyos se encargan de tañer una campana para guiar a los peregrinos hacia su refugio. A la entrada, unos tablones decorados informan sobre las distancias desde Manjarín a diferentes puntos como Santiago de Compostela, Jerusalén, Roma, etc. En el interior de la cabaña se despliega un pequeño bazar donde comprar algún recuerdo que mantenga vivo Manjarín. Mientras algunos curiosean los objetos o se sirven café del termo, Tomás se encarga de sellar credenciales bajo una atmósfera cargada del humo de la hoguera. También, una pizarra en el interior de la cabaña muestra los diferentes trabajos que se llevan a cabo desde su apertura hasta el cierre y silencio: oración, limpieza, recogida de leña, etc.

El Acebo

El Acebo es un estético pueblo cuya arquitectura popular de tejados de pizarra y el acento de sus habitantes indican que ya estamos plenamente en El Bierzo. La Calle Real es de las más pintorescas de León. En El Acebo quedaron exentos de pagar tributos al rey a cambio de colocar 800 estacas que indicasen el Camino a los peregrinos. La iglesia parroquial de San Miguel guarda una escultura en piedra policromada con una túnica con flores que no se sabe bien si representa a Santiago, al Salvador o a San Juan Evangelista. A la salida del pueblo un monumento recuerda al peregrino alemán Heinrich Krausse, que falleció cuando viajaba en bicicleta.

Riego de Ambrós

Situado a 930 metros de altitud, Riego de Ambrós es otro pueblo típico de El Bierzo, con sus tejados de pizarra y sus balconadas de madera. A su alrededor se alternan los verdes prados con los productos hortofrutícolas y la tradicional ganadería. Destacan la iglesia parroquial, con un retablo barroco de 1706 obra de Pedro Santín, y la ermita de San Sebastián.

Molinaseca

A la entrada de Molinaseca se encuentra el Santuario de la Virgen de las Angustias, hermoso edificio barroco adosado al monte, cuyas puertas fueron forradas de hierro por la costumbre de los peregrinos de llevarse una astilla como recuerdo. Su origen está relacionado con el de una pequeña ermita del siglo XI y gran parte del edificio actual es de finales del XVII. El día 15 de agosto acuden en procesión los vecinos de este pueblo del Bierzo. El puente románico sobre el río Meruelo, ya documentado en el siglo XII y restaurado por última vez en 1980, encauza a los peregrinos hacia la calle Real donde se asentaba el hospital. El puente tiene siete arcos y su anchura varía entre los 2,6 y los 4 metros. Algunas casas son nobles y están blasonadas con escudos nobiliarios. Destaca también el soberbio templo de San Nicolás de Bari de estilo neoclásico (el que la visite puede detenerse en el retablo barroco con columnas salomónicas y en la talla gótico del Cristo Crucificado). Hay tienda de comestibles, panadería, farmacia, cajero y una gran cantidad de bares y mesones donde comer. Tienen buena fama los chorizos y embutidos.

Campo

Pueblo situado en las inmediaciones de Ponferrada y de origen medieval, aunque hay vestigios que datan de épocas anteriores, como la fuente romana construida en bóveda y con depósito de almacenamiento de agua situada en pleno Camino de Santiago Francés. En el casco urbano destacan las casas solariegas de los Lunas con escudo de armas y las dos casas de Los Villaboa, una de ellas con torre. En la plaza de Campo está situada la ermita del Santo Cristo del siglo XVIII. Por otro lado se encuentra la iglesia Parroquial de Nuestra Señora de La Encina de Campo, construida en el siglo XVII y levantada sobre los cimientos de la antigua iglesia medieval. Consta de tres naves separadas por cuatro columnas de granito y arcos de medio punto. Entre sus retablos destaca el del altar mayor, de estilo barroco-churrigueresco y que da cobijo a la valiosísima talla de la Virgen de la Encina del siglo XVI. También destacan las dos campanas del XVI y XVII y la encina centenaria que continúa creciendo junto al templo.

Ponferrada

La última gran ciudad —casi 69.000 habitantes en 2009— antes de llegar a Santiago. La capital del Bierzo está emplazada en un antiguo castro y sufrió diferentes invasiones y destrucciones. Durante la ocupación romana fueron famosas sus minas de oro. En 1082, el puente de madera sobre el río Sil es reforzado con hierro, material muy abundante, dando el nombre de Pons Ferrata a la ciudad. El Castillo de los Templarios es un testimonio soberbio de lo que significó esta controvertida orden de monjes guerreros en Ponferrada. Es uno de los ejemplos más bellos de la arquitectura militar en España. Se ha convertido en la meca de los amantes de los templarios y de sus ritos de iniciación. La Basílica de Nuestra Señora de la Encina, patrona del Bierzo, es de transición gótico renacentista, tiene una elevada torre y el interior consta de una sola nave. Otros valiosos monumentos son el Convento de los Concepcionistas y el Ayuntamiento, al que se llega cruzando el arco del Reloj. En las proximidades de Ponferrada se puede visitar la iglesia mozárabe de Santiago de Peñalba, joya del prerrománico español. Ofrece todos los servicios, incluidas varias tiendas y talleres de bicicletas que tanto escasean a lo largo del Camino.

  • La Fábrica de Luz. Museo de la Energía: Considerado una de las joyas del patrimonio industrial, el Museo está ubicado en la antigua central térmica de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP) la cual estuvo en funcionamiento entre 1920 y 1971. Durante el recorrido el visitante podrá descubrir cómo se producía la electricidad a principios del siglo pasado, cómo era la vida en la central contada de la mano de los propios trabajadores y cómo el uso de un recurso natural como el carbón fue el motor de cambio de un territorio y de sus habitantes. La restauración de esta instalación, que conserva los elementos originales de la central, ha sido reconocida por la Unión Europea con el premio Europa Nostra 2012 por su cuidada rehabilitación, única y singular y ha sido nominado también al mejor museo europeo del año 2015 en los premios EMYA (European Museum of the Year Award). Más información sobre el museo y horarios y tarifas para la visita en http://www.lafabricadeluz.org

Compostilla

Compostilla es un barrio de Ponferrada creado para dotar de viviendas, muchas de ellas unifamiliares, a los trabajadores de la Central Térmica de Endesa. La iglesia neorrománica ocupa desde 1940 el lugar de una ermita medieval destruida en la Guerra de la Independencia. La antigua talla de madera policromada de Nuestra Señora del Refugio, del siglo XII, se encuentra en el Museo Arqueológico de Ourense.

Columbrianos

Dependiente de Ponferrada desde 1837, el lugar de Conimbrianos o Columbrianos ya aparece en documentos del siglo X. La iglesia de San Esteban, situada a la entrada y un tanto separada del centro de la población, es de 1778.

Fuentes Nuevas

A la entrada se encuentra la ermita del Divino Cristo. La antigua ermita, apodada de la Vera Cruz, era de 1662 y costó 300 reales. La actual, que conserva la campana original, es de la década del 2000 y habitualmente descansan en ella una hilera de mochilas, ya que a su vera se encuentra un bar muy frecuentado por los peregrinos.

Camponaraya

El municipio comprende a la propia Camponaraya y a las poblaciones de Narayola, Magaz de Abajo, Hervededo y la Malgoma. Hoy Camponaraya cuenta con más de 4.000 habitantes y contó en la antigüedad con dos hospederías: de la Soledad y San Juan de Jaberos. En el núcleo podemos encontrar la iglesia parroquial de San Ildefonso y la capilla de la Virgen de la Soledad. La población tiene renombre en la organización de grandes ferias y exposiciones que suelen tener lugar en el recinto ferial. Ofrece todos los servicios.

Cacabelos

Villa a orillas del río Cúa de más de 5.500 habitantes. La iglesia de Santa María, junto al Camino, conserva el ábside románico y fue reedificada de nuevo en el XVI. En el año 1904 concluyó la construcción de la torre, el coro y el atrio a expensas de Don José y Don Jorge Rodríguez. En el pórtico hay una Virgen románica del siglo XIII. En el Santuario de la Quinta Angustia hay una imagen del Niño Jesús jugando a las cartas con San Antonio de Padua. Es del siglo XVIII, tiene siete retablos y alberga el órgano del monasterio de Carracedo. Rodeando el perímetro interior se encuentra el albergue, un diseño del arquitecto Don José María Aparicio que está formado por camarotes de dos plazas.

Merece la pena visitar el Museo Arqueológico, situado en la Casa de la Cultura, donde se recogen abundantes muestras del rico pasado prerromano y romano de la comarca (a 2 kilómetros se encuentra el Castrum Bergidum, capital de los astures que acabo dando nombre a la comarca). El río Cúa tiene una longitud de 62 kilómetros, nace cerca del puerto de Cienfuegos y desemboca en el Sil. El puente de piedra que lo cruza es de los siglos XVI y XVIII. En Cacabelos se pueden encontrar todos los servicios, incluidas tiendas de bicicletas donde se puede acudir a comprar repuestos o reparar averías.

Pieros

La iglesia románica de San Martín, según reza la inscripción, fue consagrada el 19 de noviembre de 1086 por el obispo astorgano Osmundo, el mismo que hizo construir en el 1082 la iglesia y el puente reforzado de hierro (Pons Ferrata) en Ponferrada.

Villafranca del Bierzo

El origen de Villafranca del Bierzo se remonta a las comunidades de francos, comerciantes extranjeros que se establecieron con Alfonso VI y, sobre todo, a la fundación de una comunidad de monjes cluniacenses en el año 1070. En el siglo XII la mitad de la población era extranjera. Nada más entrar en Villafranca se encuentra la iglesia de Santiago, templo románico lombardo de una sola nave y con la magnífica portada del Perdón. El Papa español Calixto III concedía a los peregrinos enfermos o impedidos que pasaban por esta puerta las mismas indulgencias que si hubieran llegado a Santiago. La calle del Agua atraviesa la ciudad de una a otra parte y en ella están situados varios palacios, de estilo italiano, y el convento de San José. El castillo de los Marqueses de Villafranca (s. XVI) es privado y tuvo mucha relación con la historia del pueblo. El convento de la Anunciada de 1606 se erigió sobre el antiguo Hospital de San Roque y la tradición dice que San Francisco de Asís se hospedó en él. Villafranca también tiene una bonita Plaza Mayor, una Alameda de estilo francés y un paseo fluvial a orillas del río Burbia, que recibe las aguas del Valcarce. La capital histórica del Bierzo ofrece todos los servicios.

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La bicicleta es un vehículo curioso. Su pasajero es su motor

"El ciclismo no es un juego, es un deporte. Duro, difícil e implacable, y requiere grandes sacrificios."