Los primeros vestigios de la historia de La Alberca hay que buscarlos en la prehistoria, cuya huella permanece en las pinturas rupestres de la época del neolítico en numerosos canchales y riscos de los valles que rodean a La Alberca: Lera y Las Batuecas.
En la Edad Media, entre los siglos XII y XIII se produjo la repoblación por decisión del rey Alfonso IX. Del flujo de gente que llegó a esta tierra, parte destacada fue la de origen francés a través de D. Raimundo de Borgoña, noble francés casado con doña Urraca, una de las hijas de Alfonso VI. Este origen justificaría la numerosa presencia de topónimos franceses en la Sierra de Francia.
En cuanto a su arquitectura, responde al modelo tradicional de la sierra, su reconocida belleza la encontramos en el trazado de sus calles, estrechas y sinuosas, en sus plazuelas y rincones. Se identifica con la estructura de las juderías y recuerda a la herencia de los arrabales de las ciudades musulmanas.
Las casas conservan el estilo serrano con las fachadas con aleros a punto de juntarse, con sus entramados de madera, piedra y adobe; con las balconadas corridas, rebosantes de flores; con la fecha de construcción en los dinteles de las puertas; y en los que suele haber inscripciones religiosas, como manifestación pública de su fe por tratarse de judíos o musulmanes conversos.
La Plaza Mayor, es el corazón de La Alberca, limitada por las casas porticadas sustentadas sobre columnas de granito. Las fachadas de las casas presentan dos hileras de balcones en los que en primavera y verano se encuentran llenos de flores. Y en el centro de la plaza destaca su característica cruz central.
En su patrimonio artístico cuenta con la iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVIII, que como curiosidad se terminó en 1733, el mismo año que la Catedral Nueva de Salamanca.
La torre fue construida doscientos años antes por los Duques de Alba, cuyo escudo de armas está esculpido en uno de los ángulos.
Posee un interesante púlpito en granito policromado del siglo XVI, así como una imagen del Santísimo Cristo del Sudor.
La iglesia ha compartido protagonismo con la Ermita del Cristo del Humilladero dentro del pueblo que es la más antigua del municipio. La Ermita de San Blas, antiguamente conocida como la de Los Santos Mártires, hasta hace unos años fue el cementerio del pueblo. Y la ermita de Nuestra Señora de Majadas Viejas. También cabe mencionar desde la entrada de Salamanca la Ermita de San Antonio.
La Ermita de San Marcos, cerca de la anterior, es un lugar privilegiado por las vistas que se pueden contemplar. Se encuentra junto a una gran laguna en medio de un bosque de robles. En la actualidad, está en ruinas, pero sorprende por su grandeza.
La Alberca conserva la artesanía de sus antepasados, con numerosos productos y objetos que se realizan de manera artesanal hechos en madera, cerámica y bordados, destacando la riqueza del traje albercano complementado con oro y joyas.
Deslumbran los trajes típicos que hombres y mujeres lucen en las fiestas del pueblo y en cualquier acontecimiento familiar o social.
El más lujoso de los trajes femeninos llamado “de vistas”, destaca por la belleza de sus bordados y por los collares que cuelgan del cuello y cubren el pecho de la mujer hasta las rodillas. En los extremos de los collares aparecen amuletos, relicarios, medallas y crucifijos.
Artesanos del oro y la plata tejen hilos para crear joyas en un estilo único y secular. Alhajas de oro, plata y coral que desde la antigüedad se usan como amuletos.
La Alberca disfruta de un gran número de fiestas y tradiciones como Las Candelas, los Carnavales, el Día del Trago, la procesión de El Juítas el Viernes Santo, el Ofertorio del 15 de agosto en honor a la Virgen de la Asunción y la representación de la “Loa” el 16 de agosto, fiesta declarada de Interés Turístico.
En ofertorio a la Virgen de la Asunción donde destaca la riqueza la indumentaria ritual.
El auto sacramental de la Loa el día 16 de agosto es una de las fiestas salmantinas más populares de todo el año. El acto dramático–litúrgico que procede de la Edad Media tiene lugar en la Plaza Mayor con gran afluencia de vecinos y visitantes.
Otra fiesta que destaca es la del Cerdo de San Antón, el 13 de junio en la que se bendice un pequeño cerdo que se mueve por el municipio alimentado gracias a la voluntad de los vecinos. El 17 de enero es subastado entre todos ellos.
De carácter religioso se celebran varias fiestas como la de El Cristo del Sudor que tiene lugar el domingo siguiente al Jueves de la Ascensión.
La Procesión del Corpus destaca porque durante su recorrido, los balcones y ventanas se adornan con colgantes, se montan altares, se construyen arcos con flores y se cubre el suelo con musgo, tomillo y romero.
Nuestra Señora del Socorro el 15 de agosto destaca por la riqueza y colorido de los trajes tradicionales.