Quedada a las 7:30 de la mañana en el Sirimiri, todos puntuales como no podía ser de otra manera, nos saludamos con buenos días mirando los nubarrones que se ciernen sobre el cielo placentino. Antes de partir damos los buenos días a Susi, tomando un café en la Cafetería Gaudí. Comentamos como será nuestro tiempo en tierras castellanas y la falta de algunos compañeros que por diferentes motivos —sanitarios, personales y de trabajo— que no nos pueden acompañar. Acabamos nuestros comentarios y partimos pertrechados de ilusión en dirección a Medina del Campo. Ya en el camino ampliamos nuestros comentarios y conversaciones diversas, pero el cielo se empeña en aguarnos el día, autoconvenciéndonos de que no nos mojaríamos, Con el comentario sobre las torres de las iglesias de Alaejos (Salamanca) dejamos la Autovía de Castilla y nos adentramos en tierras de Medina del Campo. Llegamos a Medina por el noreste y cruzamos la localidad rememorando el Castillo de la Mota y nuestra visita al mismo, llegamos al albergue de medina del Campo donde pernoctaremos el viernes y mientras unos arreglamos la documentación pertinente. Otros se dirigen a dejar nuestra logística en la localidad de Valdestillas (Valladolid). Al llegar nos comentan sus fechorías y los ringorrangos y vicisitudes que han tenido que sortear, esperando que no las tengamos que hacer en nuestro caminar.
Partimos del albergue haciendo parte del recorrido que realizamos la otra vez cuando terminamos la etapa de Medina del Campo y visitamos el Castillo de la Mota y si antes lo comentamos antes nos sucede ¡la primera en la frente! Encontramos una valla antes de cruzar la vía ferroviaria, así que volvemos sobre nuestros pasos y vamos por una senda de tierra paralela a la calzada, vía férrea y al canal hasta que encontramos la señalética de Rodilana (Valladolid) y tomando la carretera que coincide con el cordel de merinas Medina a Valladolid o cañada real burgalesa, nos alejamos de Medina del Campo para cruzar la autovía A-6. Nada más la cruzamos y descendemos el paso elevado tomando una pista que se adentra en campos de cereales castellanos por las fraguillas, creemos que hemos encontrado un cordel secundario pues el GPS nos indica que se trata del cordel de las Merinas de Valladolid, —tenemos nuestras dudas—. Seguimos este cordel bien delimitado y señalizado y llegamos a Rodilana (Valladolid) por las gavias, no sin antes sacar el paraguas por unas leves gotas de agua. Ya en Rodilana, municipio perteneciente a Medina del Campo, nada más cruzar el campo de fútbol, encontramos a una vecina de la localidad que nos indica donde podemos comprar pan y las tascas del lugar, donde previo permiso pertinente procedemos a reponer fuerzas. Una vez repuestas preguntamos por la localidad y su economía, siendo la mayor parte del término municipal cultivado con viñedos (majuelos). Pertenece a la Denominación de Origen Rueda, alcanzando el viñedo su mayor concentración e intensidad en los términos municipales de La Seca, Rueda y Serrada. Es el viñedo de la variedad Verdejo el que mayor superficie ocupa. También hay una importante producción de cereales, especialmente trigo y cebada. Pero también hay algunas producciones de patatas y remolachas. Como no podía ser de otra manera y para ser cumplido probamos el vino comentándonos que pertenece a la bodega de Cuatro Rayas.
Abandonamos el bar, localidad —y no por eso a Emi— que se queda en la localidad de Rodilana, pues tiene los pies maltrechos por una mala elección del calzado para caminar. Ahora sí, continuamos por el cordel de merinas Medina a Valladolid o cañada real burgalesa. Nosotros continuamos el camino adentrándonos cada vez más en zona de viñedos, comentando la mala tierra que parece ser pero que calidad de vinos da. La senda cada vez nos va sorprendiendo pues encontramos cada vez más vegetación. Nos acercamos por el camino hasta la localidad de Ventosa de la Cuesta (Valladolid) ¿Quién dice que en tierra llana no hay miradores? No entramos en la localidad por quedarnos un poco alejados y aunque no vemos lugareños encontramos unos perros vagabundos que nos muestran el camino, rodeado de cultivos de guisantes y cereales. Ventosa, señorío y sepulcro del maestro escultor Alonso Berruguete ya que, a mediados del siglo XVI, la necesidad de recursos económicos por parte de la monarquía provocó que Felipe II permitiese la venta de villas y lugares de realengo. Así, Ventosa de la Cuesta fue adquirida en 1559 por el escultor Alonso Berruguete y desde ese momento este fue señor de Ventosa. La villa permaneció en manos de sus herederos hasta la desaparición de los señoríos en 1837, y tras la caída del antiguo régimen quedó constituida en ayuntamiento constitucional. Ventosa participa también de amplias vistas panorámicas pues estamos en la antesala de las terrazas de los ríos Eresma y Adaja.
Entre su patrimonio destaca la iglesia de Santa María de la Asunción —en cuyo altar mayor fue enterrado Alonso Berruguete tras su fallecimiento en 1561—, la ermita del Humilladero del Cristo y el Monumento de Semana Santa, que se instala en el interior de la iglesia durante dicha semana. Es el lugar de nacimiento de San José Fernández de Ventosa, dominico martirizado en Vietnam y canonizado por Juan Pablo II en 1988.
Según nos acercamos a nuestro destino Valdestillas (Valladolid), los viñedos se van haciendo más presentes en el horizonte. Vemos la iglesia de la localidad, aunque sin torre, llamándonos la atención. Antes de llegar a la localidad tenemos que cruzar dos veces las vías férreas, la primera —línea de Alta Velocidad Madrid – Valladolid – Burgos— bajo un paso subterráneo y la segunda —línea Madrid – Hendaya— sobre un paso a nivel sin barreras que nos da acceso a Valdestillas (Valladolid). Esta localidad está en la ruta del Camino de Santiago de Madrid y por ella pasa el río Adaja. Forma parte de la D.O. Rueda.
Regresamos recogiendo a Emi en Rodilana y vamos al albergue de Medina del Campo donde nos acicalamos para visitar la ciudad y dar cumplida cuenta de alguna cerveza en la localidad y degustar sus carnes como bien nos han indicado los lugareños. Nada más llegar a la plaza comienza a llover, aunque siguen los beatos con su evento del cofrade en la plaza. En el Bar Isis damos cuenta de unas cervezas y unos pinchos excepcionales y nos vamos regresando hacia el albergue, pero aún no toca descansar, antes hay que reponer fuerzas y llenar el buche. De camino hacia la cena nos encontramos una cervecería y nos sorprenden con una Carlos V, —cerveza tostada belga afrutada ligeramente ahumada y con un cierto dulzor final—. Ahora sí, nos vamos al restaurante Mohíno donde nos han comentado que se comen unas carnes muy buenas y vamos a comprobarlo en primera persona, dando cumplida cuenta de ellas, regresando al albergue para descansar.
Rodilana es una localidad del municipio de Medina del Campo, Valladolid. Está cerca de la villa Medina del Campo, al suroeste de Valladolid, buena situación debido a la cercanía de importantes poblaciones y a sus buenas comunicaciones. La iglesia de San Juan Bautista es una iglesia dedicada a San Juan Bautista sita en la localidad de Rodilana. Recibió la catalogación de Bien de Interés Cultural el 21 de octubre de 2013. Obra del segundo tercio del siglo XVI, la iglesia de San Juan Bautista destaca con su esbelta torre, sobre el casco urbano. En su interior la cabecera, cubierta con cúpula ovalada sobre trompa, cuya riquísima decoración de yeso es obra de Jerónimo Corral de Villalpando, constituye el elemento más relevante del conjunto.Según se declara en un testamento otorgado en 1501, “antes se llamó Rabé”. Rabé era una villa próspera en los comienzos del siglo XVI, lo que se puede deducir de las cuantiosas sumas que sus habitantes emplearon en la edificación y ornamentación de su iglesia.Pueblo compuesto de ocho viviendas conformando una única calle. Sus tierras de cultivo estaban dedicadas principalmente al trigo, cebada, centeno y garbanzos. La ganadería se repartía entre ovejas y vacas.
Valdestillas se encuentra a unos 20 kilómetros de Valladolid, rodeado todo él de pinares, en el Valle del Adaja, cuyo río a la altura del pueblo es remansado para conseguir un pequeño salto de agua que permite la instalación de una central hidroeléctrica. Su edificio más importante es la Iglesia de Nuestra Señora del Milagro. Del siglo XVIII con restos del XVI como su ábside de planta poligonal. El resto del edificio se configura en torno a una nave cerrada por una bóveda de cañón con lunetos y donde el crucero se cubre con bóveda de arista con yeserías barrocas y decoración de triángulos mixtilíneos y temas vegetales.
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